18 febrero 2016

Las guerras del arpa (II)


Viendo en peligro el monopolio que hasta entonces suponía la explotación del  arpa de pedales, la casa Erard decidió contraatacar, empleando la misma táctica que sus rivales de la casa Pleyel: encargar nuevas obras para su instrumento. Y el elegido en esta ocasión fue Ravel, quien escribió la Introduction et allegro para arpa, cuarteto de cuerda, flauta y clarinete.






El objetivo estaba claro: demostrar que la vieja arpa de pedales no había sido superada por el invento de Lyon. ¿Y qué mejor forma de mostrar la superioridad del instrumento que emular y superar la obra que mostraba las virtudes de tu competidor?

Lo que sigue es pura especulación, pero a mi modo de ver Ravel tomó las danzas de Debussy como modelo para su propia obra.[1]

Fijémonos en el comienzo de ambas obras. Pequeños detalles nos parecen indicar las intenciones de Ravel.  





Debussy indica Très modéré y Ravel Très lent. Las indicaciones dinámicas son también muy semejantes: pp doux et expressif en las danzas y pp expressif en Ravel. La introducción de las cuerdas en octavas que escribe Debussy tienen su reflejo en la entrada de las cuerdas en el tercer compás de Ravel, ahora tocando la misma melodía pero en tres octavas diferentes.  Con esto, sumado a adición de instrumentos de viento al bloque de la cuerda, Ravel parece decirle a Debussy: “pues yo más”.


Detalles que dicen mucho.
 Kobe no escogió el número de su camiseta al azar.
Está claro a quien pretendía emular y superar

(aunque esto último me da que no lo consiguió)



No se quedan aquí los paralelismos ya que el Allegro que sigue a la introducción de Ravel no es otra cosa que un vals, como la segunda danza de Debussy, y en ambas composiciones esta segunda sección se enlaza sin solución de continuidad. Sin embargo de nuevo Ravel va un poco más allá de su modelo e introduce en el Allegro, y  sin cambiar el compás de tres por cuatro, un nuevo tema que dinamita el repetitivo ritmo ternario de vals enfatizando una división rítmica binaria, que en ocasiones llega a imponerse sobre el ritmo de vals y en ocasiones se superpone a este, produciendo una interesante polirritmia.


¿Pero qué ocurre con lo fundamental, que era mostrar las virtudes del arpa de pedales? Se suponía que una de las ventajas del arpa cromática era precisamente abordar modulaciones lejanas y como habíamos visto Debussy había escrito acordes sucesivos en relación de tercera menor, cuyo resultado era una colección octatónica. Pues bien, se me ocurren pocas obras que hayan empleado las posibilidades octatónicas tanto como la Introducción y allegro de Ravel.

Pongamos por caso el siguiente fragmento. 

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El arpa y las cuerdas tocan séptimas de dominante (en ocasiones con 6ª añadida) a distancia de tercera menor sobre tres de los posibles nodos de la escala octatónica (mi bemol, fa sostenido y do). Además, si nos fijamos en la melodía que tocan la flauta y el clarinete vemos que están delimitadas por un tetracordo menor, que se repite a continuación a distancia de tercera menor, aprovechando no solo las posibilidades armónicas de la colección octatónica sino también las melódicas. Y no se queda ahí la cosa. Hace algún tiempo, cuando hablamos de la escala octatónica decíamos que esta podía ser resultado de varias situaciones, dos de ellas las acabamos de ver (acordes separados por terceras menores o tritonos, o tetracordos menores separados por los mismos intervalos), pero había una más, que era el empleo simultáneo de dos acordes de séptima disminuida diferentes. Y sí, a Ravel también se le ocurrió esto.

En el fragmento que vemos a continuación los vientos y los pizzicato de las cuerdas graves tocan el acorde de séptima disminuida mi-sol-sib-reb mientras que los violines tocan en la primera parte de cada compás a partir del segundo de Trés animé otra séptima disminuida: fa#-mib-do-la, con lo que se completa la escala octatónica.

Este fragmento también nos muestra uno de los recursos que diferencian de manera esencial el arpa de pedales y el arpa cromática: el glissando


El glissando es una de las técnicas más características del arpa. La posibilidad de deslizar los dedos a gran velocidad sobre las cuerdas produce un efecto sonoro muy vistoso cuyo uso fascinó a los compositores. Este recurso se puede utilizar tanto en el arpa cromática como en el arpa de pedales pero no de la misma forma. En el arpa cromática los glissandos están reducidos a dos posibilidades: glissandosdiatónicos” (para entendernos, los que emplean la fila de cuerdas correspondientes a las notas de las teclas blancas del piano) y glissandos "cromáticos"[2] (empleando la fila correspondiente a las notas negras del piano) Casella emplea hizo uso de este recurso en el final de su Sarabande para arpa cromática.[3]

Casella: Sarabande op. 10. Glissando diatónico

Casella: Sarabande, op 10. Glissando cromático


En el arpa de pedales dado que solo hay una fila de cuerdas y estas pueden ser alteradas hasta en dos semitonos las posibilidades de glissandos son muchísimo mayores (aunque no ilimitadas) y esto es algo que Ravel explota enormemente a lo largo de la obra en glissandos simples y simultáneos.

Como demostración última de las inmensas posibilidades del arpa de pedales Ravel incluyó en la obra una cadenza que exprime estas posibilidades al máximo.

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Además de emplear los mencionados glissandos combinándolos con armónicos, Ravel demuestra una especial comprensión de la idiosincrasia del instrumento. Las posibilidades cromáticas, si bien están condicionadas por los pedales, se amplían enormemente ya que el autor hace un uso brillante de las enarmonías, llegando a emplear en la breve cadenza 19 de las 21 posiciones de los pedales (7 pedales x 3 posiciones cada pedal).

Ravel y un conjunto de músicos que interpretó
la Introduction et Allegro en 1935.
La arpista es Lily Laskine. 
Fuente
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El fin  de la historia es bien conocido: la novedosa arpa cromática no fue capaz de desplazar la hegemonía del arpa de pedales y acabó relegada a un papel casi testimonial y de curiosidad.

Este desenlace era quizá previsible si tenemos en cuenta que las danzas de Debussy, la obra principal del repertorio exclusivo del arpa cromática fue transcrita para arpa de pedales por H. Renié ¡en 1910! A pesar de que algunos pasajes que presenta esta transcripción son verdaderamente complicados, todas las dificultades que presentaba la obra eran salvables en el arpa de pedales.[4]


Debussy, que había empleado el arpa de pedales con gran éxito en el Preludio a la siesta de un fauno (cuyo comienzo paradójicamente incluye unos glissandi imposibles de ejecutar en el arpa cromática) acabó finalmente renegando del arpa cromática, aunque en su caso no por motivos meramente técnicos sino sonoros. En 1916, y a propósito de la interpretación de su melancólico Trío para flauta, arpa y viola con una arpa cromática, Debussy contestaba al editor Jacques Durand escribiendo:

“Me escribió cosas encantadoras sobre la Sonata para flauta, viola y  arpa. Sin embargo la experiencia no es completa, debido al arpa cromática, que a pesar de nunca alcanzar el peso sonoro del arpa de pedales encuentra la manera de resultar pesada."

Las mejoras en el mecanismo de los pedales dieron la puntilla al arpa cromática. Los nuevos modelos resultaban mucho más fiables y permitieron eliminar casi totalmente el ruido que molestaba a sus detractores. Además el nivel técnico de los intérpretes fue mejorando con los años de manera que algunos pasajes del repertorio que en el pasado habían sido considerados impracticables son dominados hoy en día  por virtuosos ejecutantes en el arpa de pedales.


Así de vistosa queda la partitura de Wagner
con las indicaciones de cambio de pedal


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Muchas gracias a Bleuenn Le Friec por resolver mis numerosas dudas arpísticas y por su  tiempo (y paciencia) para grabar los vídeos con un cámara tan torpe como el que suscribe.
Entre los muchos proyectos con los que colabora Bleuenn se encuentra la grabación de una interesante versión de cámara de la quinta sinfonía de Mahler. Puedes echarle un ojo y ayudar a que se haga realidad este fascinante proyecto aquí.



Fuentes consultadas:
Orenstein, A. (ed.), A Ravel Reader, Dover Publications
VVAA, “Harp” en   Grove's Dictionary of Music and Musicians 
Berlioz, Treatise on instrumentation, Revisado por R. Strauss 






[1] Las Danzas de Debussy se estrenaron el 6 de noviembre de 1904 y fueron publicadas por Durand ese mismo año. Ravel completó su obra hacia mediados de 1905, como cuenta en una célebre carta fechada en Junio de 1905: “He estado terriblemente ocupado durante los días que precedieron mi partida, por causa de una pieza para arpa encargada por la compañía Erard. Una semana de trabajo frenético y tres noches sin dormir me permitieron acabarla, para bien o para mal”. Citada por Orenstein en A Ravel Reader, p. 68.
[2] Otra posibilidad sería un glissando pancromático empleando las dos filas a la vez, cosa que empleó E. M. Delaborde en la tercera de sus Trois pièces pour harpe chromatique: Valse de concert.
[3] Lyon tenía diseñada una solución para este problema que consistía en unos apagadores que evitaban la vibración de las cuerdas no necesarias en un determinado glissando, lo que permitía realizar cualquier glissando imaginable. Aparentemente nunca se llevó a la práctica.
[4] Algunas diferencias menores entre las dos versiones parecen responder más a evitar procedimientos “poco arpísticos” (los cuales la encargada de realizar la transcripción, al ser arpista conoce quizá mejor que el propio compositor) como la rápida repetición de notas (igualmente poco idiomática en ambos instrumentos) que a la diferencias en las habilidades de los instrumentos.

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