03 octubre 2012

La revolución de la sinfonía: La "Eroica" de Beethoven (y V)



Si en la magnífica parodia de  una sonata de Beethoven, Dudley Moore toca una coda que parece interminable, el propio Beethoven va más allá. En la Eroica tras una reexposición bastante ortodoxa (aunque en la sección del primer tema especialmente se aprecien algunos cambios con respecto a la exposición) Beethoven nos sorprende con una impresionante coda, que lejos de realizar una función eminentemente cadencial se presenta como un importante elemento en la forma de todo el movimiento, en el que se resolverán una serie de asuntos pendientes.
La coda se podría dividir en dos secciones. La primera parte (hasta el compás 631) presenta eventos armónicos importantes además de elaboración motívica, por lo que bien podría ser considerada un segundo desarrollo, o como lo llama Vincent d’Indy un “desarrollo terminal” (développment terminal).[1]
La segunda parte de la coda permanece estable en la tonalidad principal y funciona como la verdadera sección cadencial.
La coda comienza con un sorprendente giro armónico: el motivo principal del primer tema aparece sucesivamente en la tonalidad principal (Mi bemol Mayor) y directamente es transportado a Re bemol Mayor y Do Mayor (Hopkins[2] considera este pasaje como una elaboración del motivo mib-re-do#  de los violoncellos, compás 6-7).


 
La primera parte de la coda (hasta el compás 580) se basa en el primer tema (2º violines) acompañados por los primeros violines que tocan una figura reminiscente del elemento rítmico de la transición entre los temas 2a y 2b. A continuación aparece el llamado “tema nuevo” del desarrollo, que aparece en las tonalidades de fa menor y mi bemol menor. De este modo, lo que en el desarrollo fue un punto novedoso y distante armónicamente pasa a ser aquí algo familiar (al ser repetido) y más cercano armónicamente (segundo grado de Mi bemol Mayor y tonalidad paralela), resolviendo la tensión dramática creada por su primera aparición en el desarrollo.



En el compás 631 comienza la sección conclusiva donde el primer tema será presentado de nuevo, por fin en su forma completa (como se comentó aquí). De este modo la inestabilidad producida por la ausencia de un primer tema equilibrado es finalmente superada y resuelta.
Quizá la resolución  de las dos irregularidades presentadas durante la exposición y el desarrollo (el inestable primer tema y  el “nuevo tema” del desarrollo) justifica la necesidad de una coda de semejantes proporciones.
Tras el primer tema hay una pequeña referencia al material del cominezo de la transición 2a a 2b, y a los desplazamientos del pulso en la dominante que aparece a continuación. Dos acordes de tónica son añadidos al final como reflejo de los dos acordes que escuchamos al inicio, estableciendo así un marco que limita y unifica todo el movimiento.





[1] Vincent d’Indy: Cours de composition musicale, Durand et Cie Éditeurs, Paris, vol. 2, pag. 126
[2] A. Hopkins: The nine symphonies of Beethoven, Scholar Press, 1996, pag. 80