29 abril 2018

Una caricatura inesperada


Habría sido bonito que el pasaje de Stravinsky que mencionamos en la anterior entrada hubiese sido inspirado en la música de Strauss. Y lo sería porque de esta manera se formaría una cadena que nos llevaría directamente hasta Wagner. Y es que ese preciso pasaje de Till Eulenspielgel de Richard Strauss  hace referencia (y en este caso sin lugar a dudas) a una de las obras de su tocayo.

Escúchalo de nuevo:



¿Te suena a algo el acorde largo ?


Quizá estarás pensando “suena un acorde semidisminuido, ¿y?”. Bueno, pues existe en el repertorio otro acorde muy famoso que también suena como una séptima semidisminuida (aunque se escriba con alguna nota enarmonizada).








En este caso, más que una casualidad es una travesura concienzudamente planeada, en la que Strauss mismo se pone en el papel de su protagonista, el pícaro Till Eulenspiegel. Son varios los indicios que lo confirman.

Primero fijémonos en la instrumentación de los acordes. En ambos casos el acorde mantenido es tocado por instrumentos de viento madera, específicamente por instrumentos de caña: oboes, corno inglés y clarinete (Wagner emplea además dos fagots y el cello que viene de la línea melódica previa), por lo que además de la semejanza interválica Strauss enfatiza la semejanza tímbrica.


Wagner: Tristan e Isolda



Strauss: Till Eulenspiegel




A partir de ahí Strauss se propone deformar su modelo, para convertir la seriedad y el pathos del fragmento Wagneriano en una mueca grotesca y burlona. Por una parte, Strauss invierte línea melódica que conduce al acorde. En Tristán tenemos un salto ascendente y una línea cromática descendente. Strauss hace justo lo contrario, salto descendente (dividido en dos) seguido de línea cromática ascendente. Strauss realiza unas leves deformaciones (variando el ritmo, la articulación y añadiendo un nuevo salto descendente) sin duda para acentuar el carácter juguetón de su personaje.

Quizá, querido lector, aún no estás plenamente convencido de la intencionalidad de la relación entre estos dos pasajes, y como decíamos en la anterior entrada un poco de escepticismo nunca sobra...pero espera, porque aún hay más.

Presta atención a las indicaciones de la partitura. En Tristán Wagner escribe Langsam und schmachtend (despacio y languideciente), a lo que Strauss corresponde con Immer sehr lebhaft (siempre muy animado) y Lustig (Divertido). Al pedir exactamente lo contrario Strauss confirma una vez más la parodia a la que somete al venerable maestro.

A través esta caricatura musical Strauss se identificó a sí mismo con el diablillo travieso[1] que protagoniza este delicioso poema sinfónico, a pesar de que ciertamente no le pusiera demasiadas ganas al dirigirlo...






Esa identificación queda patente en las numerosas ocasiones en las que acompañó su autógrafo con este pasaje a modo de firma musical.







Esta obra esconde muchos otros guiños wagnerianos de los que dan buena cuenta Matthew Bribitzer-Stull y Robert Gauldin en un interesante artículo titulado “Hearing Wagner in Till Eulenspiegel: Strauss’s Merry Pranks Reconsidered”.



[1] Strauss añadió varias anotaciones programáticas en la partitura de Wilhelm Mauke poco después del estreno de la obra. En el pasaje al que hace referencia esta entrada anotó Das war ein arger “Kobold” (era un diablillo travieso).