Habría sido bonito que el pasaje de
Stravinsky que mencionamos en la anterior entrada hubiese sido inspirado en la
música de Strauss. Y lo sería porque de esta manera se formaría una cadena que
nos llevaría directamente hasta Wagner. Y es que ese preciso pasaje de Till Eulenspielgel de Richard Strauss hace referencia (y en este caso sin lugar a dudas) a una de las obras
de su tocayo.
Escúchalo de nuevo:
¿Te suena a algo el acorde largo ?
Quizá estarás pensando “suena un acorde
semidisminuido, ¿y?”. Bueno, pues existe en el repertorio otro acorde muy
famoso que también suena como una séptima semidisminuida (aunque se escriba con alguna nota enarmonizada).
En este caso, más que una casualidad es una travesura concienzudamente planeada, en la que Strauss mismo se pone en el papel de su protagonista, el pícaro Till Eulenspiegel. Son varios los indicios que lo confirman.
Primero fijémonos en la instrumentación de los
acordes. En ambos casos el acorde mantenido es tocado por instrumentos de
viento madera, específicamente por instrumentos de caña: oboes, corno inglés y
clarinete (Wagner emplea además dos fagots y el cello que viene de la línea melódica previa), por lo que además de la semejanza
interválica Strauss enfatiza la semejanza tímbrica.
Wagner: Tristan e Isolda |
Strauss: Till Eulenspiegel |
Quizá, querido lector, aún no estás plenamente convencido de la intencionalidad de la relación entre estos dos pasajes, y como decíamos en la anterior entrada un poco de escepticismo nunca sobra...pero espera, porque aún hay más.
Presta atención a las indicaciones de la partitura. En Tristán Wagner escribe Langsam und schmachtend (despacio y languideciente), a lo que Strauss corresponde con Immer sehr lebhaft (siempre muy animado) y Lustig (Divertido). Al pedir exactamente lo contrario Strauss confirma una vez más la parodia a la que somete al venerable maestro.
Presta atención a las indicaciones de la partitura. En Tristán Wagner escribe Langsam und schmachtend (despacio y languideciente), a lo que Strauss corresponde con Immer sehr lebhaft (siempre muy animado) y Lustig (Divertido). Al pedir exactamente lo contrario Strauss confirma una vez más la parodia a la que somete al venerable maestro.
A través esta caricatura musical Strauss se
identificó a sí mismo con el diablillo travieso[1]
que protagoniza este delicioso poema sinfónico, a pesar de que ciertamente no le pusiera demasiadas ganas al dirigirlo...
Esa identificación queda patente en las
numerosas ocasiones en las que acompañó su autógrafo con este pasaje a modo de
firma musical.
Esta obra esconde muchos otros guiños
wagnerianos de los que dan buena cuenta Matthew Bribitzer-Stull y Robert
Gauldin en un interesante artículo titulado “Hearing Wagner in Till Eulenspiegel: Strauss’s Merry
Pranks Reconsidered”.
[1] Strauss añadió varias anotaciones
programáticas en la partitura de Wilhelm Mauke poco después del estreno de la
obra. En el pasaje al que hace referencia esta entrada anotó Das war ein arger “Kobold” (era un diablillo
travieso).