El caso es que no solo la distancia en el círculo de quintas, que podemos definir como el espacio tonal, afecta a nuestra percepción de las relaciones armónicas, sino que también tiene gran relevancia la distancia en el tiempo.
En una de las primeras entradas del blog contábamos cómo
Beethoven en la tercera sinfonía viaja en el círculo de quintas a tonalidades
muy alejadas. Sin embargo estos desplazamientos armónicos se realizan a lo
largo de extensos pasajes de la obra, en los que vamos recorriendo los pasos
sucesivos dentro del círculo de quintas para llegar a nuestro destino. El fragmento
del desarrollo en el que aparece el “tema nuevo” está en mi menor habiendo
partido desde Mi bemol Mayor al comienzo del movimiento. Se encuentra por tanto
bien alejado en el círculo de quintas. Sin embargo, al realizar este largo camino
de manera paulatina, recorriendo todos
los pasos intermedios, es decir, pasando por las tonalidades contiguas en el
círculo de quintas, hace que la transición de un lugar a otro sea muy fluida y
no se perciban bruscos cambios armónicos.
Pero Beethoven es capaz de conseguir el efecto contrario, es
decir, es capaz de manipular una sucesión de acordes aparentemente funcional
para que perceptivamente produzca una sensación de lejanía armónica realmente
sorprendente. Consideremos por ejemplo este famoso fragmento del primer
movimiento de la sexta sinfonía.
Si hacemos una reducción armónica del pasaje nos encontramos con que no son más que estos los acordes involucrados:
Sin embargo, la manera en que están organizados en el tiempo
hace que el pasaje sea realmente especial. Taruskin explica el proceso de
manera muy clara:
“Las tríadas de Re Mayor y Mi Mayor funcionan, obviamente,
como dominantes secundarias. Pero cuando el ritmo armónico se toma en
consideración, la funcionalidad de la progresión no hace sino desparecer. El
acorde de Si bemol mayor dura doce compases, mientras que la siguiente armonía,
Re Mayor, domina durante veintiocho compases antes de añadir su séptima y
resolver en el acorde de Sol Mayor. Todo el proceso se repite en el misma lenta
manera, casi como un trance (Sol Mayor doce compases, Mi Mayor veintiocho). A
semejante velocidad de cambio de acordes el ritmo armónico se parece a una
especie de animación suspendida. Toda la atención se centra en el momento de
cambio: la auditivamente estremecedora progresión de mediante, después de la cual continua el
éxtasis.”[1]
Pese a que la percepción de las relaciones tonales a gran
escala no está demasiado confirmada como comentamos anteriormente[2], no hay duda de
que las relaciones a nivel local, es decir, más o menos contiguas, se perciben explícitamente.
Desde siempre los teóricos han buscado formas de representar estas relaciones
gráficamente. Desde el círculo de quintas de Heinichen que mencionamos en la
anterior entrada, se ha pasado por otras ordenaciones, por parte de teóricos
como G. Weber, O. Hostinský, Hugo Riemann y Arnold Schönberg. En todos estos casos el
círculo de quintas aparece representado de una u otra forma (en vertical o
diagonal). A esto se añaden en otras direcciones las relaciones con otros tonos
vecinos, relativos, cambios de modo e incluso relaciones de tercera.
Estas representaciones responden a teorías concernientes a
las organización del sistema tonal, pero ¿se corresponden realmente con nuestra
percepción de la música tonal? Carol L. Krumhansl es una de las investigadoras que
más ha trabajado en este campo. Un estudio experimental en torno a la
percepción de las relaciones armónicas, realizado con Edward J. Kessler (“Tracing the Dynamic Changes in Perceived Tonal Organization in a Spatial Representation of Musical Keys”) ha llevado a estos
investigadores a elaborar un mapa de relaciones que se acerca bastante al
propuesto por Schönberg, aunque con dos importantes diferencias: el esquema obtenido
en el experimento incluye tanto tonalidades mayores como menores (Schönberg no
lo incluye pero Weber sí), y además
pretende especificar el grado de distancia entre tonalidades que en términos
generales se pueden englobar como cercanas.
Según el estudio el resultado se plasma en una forma toroidal
que puede ser representado en dos dimensiones de la siguiente forma:
Krumhansl y Kessler también determinaron experimentalmente
la relación de unas tríadas con otras en un determinado contexto tonal. Estas
relaciones se correspondían en gran medida con las relaciones entre
tonalidades. En cierto modo podríamos decir que las relaciones entre acordes
equivalen a relaciones tonales a la menor escala posible.[3]
En el mismo artículo se cuestionaba ya por entonces (1982) la
idea de monotonalidad que mencionábamos en la primera parte. Krumhansl y
Kessler afirman que hasta la fecha no se había encontrado evidencia alguna que confirmase que
la mayoría de los oyentes mantengan un sentido fijo de tonalidad a lo largo de
un pasaje extenso de música.
Así pues, la noción de que una obra debe concluir en la misma
tonalidad en la que comenzó debe entenderse más como una prescripción estética
que como un requisito cognitivo. Este hecho debía ser todavía controvertido a
finales del siglo XIX. Un ejemplo es la hilarante nota al pie que incluyó un
socarrón Richard Strauss al final del segundo lied de su op. 31, Wenn (Cuando), compuesta en 1896. [Partitura] La canción cuyo inicio es en Mi bemol
cambia su armadura a Mi mayor cerca del final, acabando en esta tonalidad. En
este punto escribe Strauss: “A los cantantes que pretendan cantar esta canción
en el siglo XIX el compositor les recomienda tocar medio tono más grave a
partir de este punto [el susodicho cambio de armadura] (por tanto en Mi bemol
Mayor) para que la canción termine en la misma tonalidad en la que comenzó.”[4]
En estas propuestas de organización de las tonalidades llama
la atención un aspecto. Digamos que tenemos la tonalidad de Do Mayor como
referencia. ¿Porqué la tonalidad de Sol Mayor aparece en todas las representaciones como mucho más
cercana que la tonalidad de Do# Mayor, por ejemplo? ¿No debería estar más cerca
perceptivamente Do#, ya que los grados 1,2, 3… de sus escala están mucho más
cerca de los grados 1,2,3… de la escala de Do, que los mismos grados de la
escala de Sol? Un estudio de 2013 arroja luz sobre este hecho.
Midiendo el grado de activación de las partes del cerebro involucradas en el
transporte de una melodía, los investigadores vieron como al efectuar pequeños
ejercicios consistentes en el transporte de una melodía existía una correlación
entre el grado de activación de una sección del cerebro conocida como surco intraparietal (IPS) y la distancia tonal definida por los teóricos, no con la distancia en altura.
“No se encontró ninguna correlación significativa entre las
señal IPS BOLD y la distancia en altura [semitonos de diferencia]; por el
contrario la distancia-tonal [distancia contada en quintas] produjo fuertes
correlaciones en los IPS derecho e izquierdo (…) por lo tanto el transporte
mental parece depender de marcos regidos por relaciones tonales, en los que el
transporte mental hacia tonalidades más alejadas es más complicado porque está
menos relacionado armónicamente, y por lo tanto requiere procesado adicional en
IPS (…) Estos resultados demuestran que un concepto inicialmente derivado de la
teoría musical —distancia tonal— tiene una realización física en operaciones
neuronales llevadas a cabo dentro de IPS”. [5]
Así pues la conceptualización de las relaciones tonales y su
codificación mediante el círculo de quintas por parte de los teóricos resultó
ser un buen reflejo tanto de la manera con que percibimos la música como de la
manera en que la procesamos.
________
Para terminar veamos un ejemplo que exprime al máximo el recurso de emplear relaciones tonales distantes para representar lejanía, de un compositor que probablemente no conozcas, pero del que estoy seguro de que has escuchado alguna de sus piezas.
Se trata de Kevin MacLeod, quien se dedica a componer
sintonías que distribuye libremente y que son usadas con frecuencia por los más
variopintos youtubers, desde CGP Grey hasta Derrik de Veristablium, pasando por Elrubius entre otros.
MacLeod es el autor de la música de The scale of the universe 2, una visualización interactiva muy molona
que pone en perspectiva el tamaño del universo desde la escala más pequeña
hasta la más grande.
En mi opinión, y aunque desconozco si está hecho a propósito o no, creo que la música refleja de manera muy acertada el sentimiento de lejanía y separación entre unas magnitudes y otras.
La pieza, cuyo título es Frozen Star, se organiza de manera muy sencilla, en grupos de
dos acordes, normalmente simples tríadas mayores o menores (con ocasionales
notas añadidas), que se repiten. Las relaciones entre estos acordes nunca son
diatónicas, y por lo tanto tampoco cercanas. Al contrario se buscan las
relaciones más distantes. Comienza con una relación de tercera menor no
diatónica (salta 3 pasos en el círculo de quintas). Luego una relación de 2ª
menor entre fundamentales (5 pasos). Continua con un salto de tritono entre mi
menor y Si bemol mayor (3 pasos). Y finalmente realiza dos saltos de tritono entre
tríadas mayores (6 pasos), la sucesión armónica más alejada posible que se
puede realizar en el sistema tonal.
No es de extrañar que esta sucesión haya sido empleada con
frecuencia por los compositores de bandas sonoras de Hollywood: Tritonos
empleados por doquier[6] para
representar viajes y andanzas de héroes interplanetarios
e intergalácticos. La inmensidad del cosmos contenida en un simple
círculo de quintas.
Metralla estelar ESA/Hubble & NASA, Y. Chu |
[1]
Taruskin, Richard. Stravinsky and the Russian traditions,
vol. 1, p. 257, University of California Press.
[2] Ver también Tillman y Bigand, “The Relative Importance of Local and Global Structures in Music Perception”
[3] “…Este análisis de funciones de
acordes muestra que los acordes mayores, menores, disminuidos y séptimas de
dominante son percibidos como cercanos a los centros tonales en los que juegan
papeles armónicos importantes. La posición precisa obtenida para los acordes
que tienen una función en diferentes tonalidades representan un compromiso
entre la influencia combinada de sus diversos papeles en esas tonalidades.
Además, este análisis pone de manifiesto el hecho de que las tonalidades que
comparten acordes se sitúan en posiciones cercanas en la superficie del toro.
De este modo se ve la íntima conexión entre acordes y tonalidades en la música tonal.” Krumhansl & Kessler, p. 351
[4] Al leer la nota de Strauss me
acordé que The Pixies también acaban
una de sus canciones (Ana) en una tonalidad a un semitono de distancia de la de
partida. La canción está repleta de inesperados cambios armónicos. Puedes leer
un interesante análisis sobre ella aquí.
[5] Foster, N.E.V., Halpern, A.R. and Zatorre, R.J. (2013) Common parietal activation in musical mental transformations across pitch and time. NeuroImage, 75, p. 34 .
[5] Foster, N.E.V., Halpern, A.R. and Zatorre, R.J. (2013) Common parietal activation in musical mental transformations across pitch and time. NeuroImage, 75, p. 34 .
[6]
“No existe ninguna sucesión de tríadas que sea asociada al espacio exterior de
manera más frecuente o más conspicua que la relación de trítono [entre tríadas]
mayores, y tampoco existe ningún marco que se asocie a la relación de trítono
[entre tríadas] mayores de manera más frecuente o más conspicua que el espacio
exterior”. Murphy, "The Major Tritone Progression in Recent Hollywood Science Fiction Films"