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06 agosto 2015

Nuestro Sagan

A veces la divulgación encuentra a figuras que consiguen conectar con el público de una manera especial. Personajes carismáticos que son capaces de contagiar la desbordante pasión que sienten por una determinada disciplina.  En ciencia una de esas figuras fue Carl Sagan, quien acercó a muchos al pensamiento científico a través de sus libros y de la famosa serie de TV Cosmos.

Teniendo en cuenta que personalmente opino que la divulgación en otros campos, como la música, nace de unas inquietudes muy similares a la divulgación de la ciencia (al menos en mi experiencia propia es así) creo que no es descabellado considerar a Leonard Bernstein el Sagan de la música.




Pianista, director y compositor, Bernstein cultivó con éxito cada faceta de la música  pero además se interesó por transmitir a los demás su pasión.  Esta vocación divulgadora cristalizó en diversos proyectos como los televisivos  Conciertos para jóvenes y la serie Omnibus.

Años más tarde, ya en la década de los setenta, Bernstein fue invitado a dar una serie de conferencias en la universidad de Harvard, donde se había graduado en 1939, en las que trató de profundizar un poco más que en sus proyectos de divulgación más populares.

Retrato de graduación de Bernstein
en Harvard, 1939
Fuente 

Pese a la imagen de músico visceral y pasional que daba en muchas de sus interpretaciones (aunque podía ser extremadamente sutil cuando quería), Bernstein se muestra en estas charlas como un músico altamente interesado en el estudio analítico de las  causas y procesos relacionados con el fenómeno musical desde un punto de vista técnico y casi científico, abundando en la idea de que el conocimiento no resta nada para la apreciación de la belleza. Una profundidad  analítica que quizá en ocasiones es poco perceptible para el gran público, pero que es una herramienta de gran utilidad para cualquier músico.

En un conjunto de seis extensas sesiones reunidas bajo el título “The Unanswered Question” Bernstein se adentra en diversos aspectos de la música de un modo interdisciplinar, que como él mismo comenta en la introducción de la primera conferencia, llevará a los oyentes a través de campos tan diversos como la poesía, la lingüística, la estética, la filosofía o la física.  Bernstein indaga en la posibles relaciones entre música y lenguaje,  entre poesía y significado musical…y nos embarca en un viaje musical que explora la música de diversas épocas, desde Mozart hasta Schoenberg y Stravinsky, pasando por Debussy y Mahler.

En total más de 11 horas de video que incluyen además interpretaciones completas de obras como la Sinfonía  40 de Mozart, la Sexta de Beethoven y Oedipus Rex de Stravinsky.  Se puede estar o no de acuerdo con algunas de las ideas de  Bernstein, o incluso criticarlas (no os voy a engañar, algunos fragmentos me resultaron, además de un poco tostón, demasiado especulativos), pero en todo caso resulta interesante ver cómo pensaba la música una de las personalidades musicales más destacadas de la segunda mitad del siglo XX. 

Carta de una espectadora.
Parece que para alguien las conferencias
fueron bastante reveladoras.
Fuente

Todas las charlas se encuentran disponibles online:



23 junio 2013

Advertencia pre-concierto

No se asusten. El Sr. Gould está aquí. Aparecerá en un momento. Como saben no suelo hablar en ningún concierto a excepción de los preestrenos de los jueves por la noche, pero una curiosa situación se ha presentado que merece, creo, una palabra o dos.
Están ustedes a punto de escuchar una interpretación, digamos, no ortodoxa del Concierto en re menor de Brahms. Una interpretación sin lugar a dudas diferente a cualquiera otra que haya oído, o incluso soñado, en sus extraordinariamente amplios tempi, y sus frecuentes desviaciones de las indicaciones dinámicas de Brahms. No puedo decir que esté totalmente de acuerdo con las ideas del Sr. Gould, y esto plantea la relevante pregunta: ¿Qué hago yo dirigiéndolo?. Voy a dirigirlo porque el Sr. Gould es un artista tan válido y serio que debo tomar en serio cualquier cosa que él considere de buena fe, y sus consideraciones son suficientemente interesantes para que sienta que ustedes deberían escucharlas también.
Pero la antigua pregunta todavía permanece: En un concierto ¿Quién es el jefe, el solista o el director? La respuesta es, por supuesto, unas veces uno, unas veces otro, dependiendo de las personas involucradas. Sin embargo casi siempre ambos consiguen ponerse de acuerdo, ya sea por medio de la persuasión, el carisma, o incluso las amenazas, para conseguir una interpretación unificada. Personalmente solo una vez en mi vida he tenido que plegarme a un nuevo e incompatible concepto de un solista, y esto fue la última vez que acompañé al Sr. Gould.
Pero esta vez las discrepancias entres nuestras visiones son tan grandes que siento que debo hacer esta pequeña aclaración. Entonces, repitiendo la pregunta, ¿por qué, lo voy a dirigir? ¿Por qué no monto un pequeño escándalo, sustituyendo al solista o dejando que dirija un asistente? Porque estoy fascinado, encantado de tener la oportunidad de observar desde un nuevo ángulo está obra tan frecuentemente interpretada. Porque además hay momentos en que la interpretación del Sr. Gould aflora con asombrosa frescura y convencimiento. En tercer lugar porque todos podemos aprender algo de este extraordinario artista, que es un inteligente intérprete. Y finalmente porque existe en la música lo que Dimitri Mitropoulos solía llamar “el elemento juguetón”, ese factor de curiosidad, aventura, experimento...y les puedo asegurar que esta semana ha sido toda una aventura colaborar con el Sr. Gould en el concierto de Brahms, y con este espíritu de aventura se lo presentamos ahora a todos ustedes.









Por suerte tanto el concierto como la réplica de Gould están disponibles, de manera que cada uno puede sacar sus propias conclusiones...