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22 octubre 2023

Vamos a contar compases

 


Decía Leibniz que “la música es un ejercicio de aritmética oculto del alma, que no sabe que está contando”.[1] Sin embargo en la música se cuenta, y mucho.  Basta ver un manuscrito de Bruckner (fíjate en la numeración debajo del último pentagrama de cada sistema) para comprobar que con frecuencia estas cuentas son mucho más explícitas de lo que el filósofo y matemático se imaginaba.



Una característica peculiar de este conteo de compases es la tendencia a agruparlos en grupos regulares, normalmente en 4, 8 o 16 compases.[2]



Aunque este tipo de fraseo cuadrado se asocia con frecuencia al clasicismo su uso se expande en el tiempo tanto hacia atrás (como vimos en esta sarabande de Bach) como hacia adelante, desde las danzas alemanas de Schubert y las mazurkas de Chopin, con su inquebrantable fraseo de cuatro en cuatro compases, hasta autores del siglo XX.


Sí, él también utilizó frases de cuatro compases.


Estos agrupamientos pueden ser explícitos en la música, por ejemplo con cambios de instrumentación y/o dinámicas…



…aunque la mayoría de las veces serán indicios más sutiles como la armonía (tanto en lo referente a la tensión como al ritmo armónico), motivos, acentuación, textura o cadencias los que favorezcan esos agrupamientos. Como veremos tampoco hace falta  que estos sean demasiado explícitos. 

 

El eminente musicólogo y profesor François-Joseph Fétis “sostenía que la prueba metafísica de la regularidad simétrica de las frases (la carrure des phrases) reside en las frases de cuatro compases de la música popular, porque "la historia de la canción popular (...) es la verdadera historia de la música"”.[3] Aunque es cierta una preferencia por agrupamientos de cuatro compases o múltiplos de este número[4], no siempre es así. En la música popular rusa encontramos con frecuencia agrupaciones de compases de tres en tres, como por ejemplo en la Kamárinskaya [5] y en muchas canciones folclóricas como la que aparece a continuación[6]:


Fuente (p. 21)   ¿Reconoces la melodía?


En todo caso, esta periodicidad en los agrupamientos (ya sea de dos, tres o cuatro compases) facilita la comprensión de la música, ya que hace que esta sea predecible. También reduce la carga cognitiva al “segmentar un gran número de acontecimientos en el flujo de información entrante en menos unidades discretas”.[7] Pero además, esta tendencia a agrupar compases en grupos pequeños está condicionada por la forma en la que funciona nuestro cerebro, como nos cuenta aquí Almudena Martín Castro (@puratura) [a partir de 2:25:00]:



Aunque Almudena se refiere a la subitización de los pulsos, que da lugar a los compases binarios, ternarios o cuaternarios (o a combinaciones de estos), esta idea es aplicable también a un nivel estructural mayor. Ya en la primera mitad del XIX, el teórico Gottfried Weber describió este fenómeno en su tratado Versuch einer geordneten Theorie der Tonsetzkunst [Ensayo sobre una teoría sistemática del arte de la composición]:

…existe una simetría superior. Del mismo modo que los pulsos juntos forman pequeños grupos, varios grupos también pueden aparecer unidos como partes de un grupo mayor, de un ritmo mayor o superior, un ritmo de orden superior.

Se puede ir aún más lejos y combinar un ritmo mayor con otro similar, o un tercero, de modo que estos dos o tres juntos formen un ritmo aún mayor.

(…)

La construcción de los miembros de los ritmos mayores (…) es perfectamente similar a la que implica la estructura de los compases, salvo simplemente que todo está en una escala mayor. Al igual que un compás consta de dos o tres partes, dos o tres compases forman las partes de un ritmo mayor, y varios de estos ritmos son a su vez partes de un grupo aún mayor. De ahí que los compases se distingan unos de otros en esos ritmos superiores por su mayor o menor peso interno o acentuación, del mismo modo que las partes del compás se distinguen entre sí; es decir, los compases pesados o acentuados asumen una prominencia sobre los más ligeros, al igual que las partes más pesadas del compás sobre las más ligeras.” [8]

Un par de ejemplos extraídos del tratado de Weber:

 

 

De este modo, por lo general, las unidades perceptivas básicas estarán conformadas por grupos de dos (o tres) compases, que a su vez se agruparán en conjuntos de 4, 8 o hasta 16 compases. Estos grupos del segundo nivel (a partir de 4 compases) suelen estar delimitados por cadencias.

Esta jerarquización relacionada con los agrupamientos la ha agradecido cualquiera que haya tenido que contar muchos compases de espera. Una buena edición lo tiene en cuenta ya que resulta muy práctico mostrar los agrupamientos para orientarse mientras cuentas (si además se muestran los números de compás del comienzo de cada frase como aquí ya es para abrazar al editor).

Bernard Herrmann - Obertura de "North by Northwest" [Con la muerte en los talones]




Ahora bien, los agrupamientos periódicos en los que se mantienen grupos de compases de la misma longitud no ocurren ni mucho menos en toda la música. Aunque como hemos visto son muy comunes especialmente en todo tipo de obras relacionadas con la danza (la sarabande, minuetos y, por extensión, scherzos) en otros repertorios esta regularidad no es ni mucho menos la norma. Es ahora cuando nuestro recuento de compases se vuelve realmente interesante, ya que con mucha frecuencia los compositores buscaron sorprender al oyente modificando las convencionales frases cuadradas.

Una manera sutil que los compositores usaron para transgredir la regularidad de las frases de 4+4 compases fue la elisión. Esta consistía en solapar dos semifrases de manera que el último compás de uno de los grupos funcionase al mismo tiempo como primer compás del segundo grupo. De esta manera, con este compás de doble función, tenemos en la práctica dos semifrases de 4 compases, pero que juntas hacen una frase de 7 compases.


 

Un empleo curioso de la elisión lo encontramos en la Kamárinskaya que Chaikovski incluyó en su Álbum de la juventud, op. 39. Como comentábamos antes [ver nota 5] una Kamárinskaya se caracteriza por sus grupos de tres compases. En esta pieza estos grupos son explicitados por la nota pedal y su acentuación cada tres compases. Pero además la relación de V-I que existe entre cada tercer y cuarto compás (cosa que no existía en los ejemplos de canciones rusas que vimos antes) hace que el cuarto compás suene a la vez como final del grupo anterior y como comienzo del siguiente.



Los compositores emplearon otras muchas técnicas para romper la regularidad de los grupos de compases.

Una posibilidad era romper la cuadratura pero mantener la proporción, por ejemplo realizando frases de 5+5 compases, como ocurre en los dos ejemplos siguientes, de Mozart y Haydn respectivamente.



 


Con frecuencia las irregularidades métricas pueden ser explicadas en referencia a modelos más regulares, especialmente cuando tratamos de piezas de danza.

En el ejemplo de anterior Haydn, del comienzo del Trío de un minueto, cada grupo consta de 2 compases de tónica y 3 de dominante. De estos últimos podemos eliminar uno, produciendo una frase musicalmente aceptable de 4 compases.



En el ejemplo de Mozart el compás extra es todavía más evidente, a pesar de estar situado a través de la barra de compás.




Otras muchas veces será cuestionable si realmente se parte de un modelo cuadrado. Veamos un par de ejemplos. En primer lugar el tema atribuido a Haydn (aunque probablemente de manera errónea) sobre el que Brahms compuso sus variaciones op. 56.



¿Cómo reconstruir este pasaje a 4+4 compases? Parece que el original se estructura en 3+2, por lo que podríamos comprimir los 3 primeros compases en 2. Si nos fijamos en la melodía, hay una línea mi-re-do, y luego se vuelve a ese mismo do tras un floreo.


¿Quizá es eso redundante y podemos suprimir el compás 3 e ir directamente al segundo do, manteniendo la línea mi-re-do?



¿O quizá podemos comprimir los compases 2 y 3 haciéndolos el doble de rápido de manera que las corcheas que así se producen mantengan el impulso rítmico del primer compás (que se pierde con las negras de la versión original de 5 compases)? 



Probablemente ninguna de las dos versiones sea demasiado convincente. El siguiente fragmento de la Sinfonía nº 39 de Mozart es aún más enigmático. Tiene 5+5 compases pero ¿realmente "sobra" alguno?


 

En este caso, una reconstrucción a 4+4 compases es posible aunque requiere modificaciones que no son evidentes dada la construcción original del pasaje. Los grupos de cinco compases funcionan como un conjunto coherente y orgánico, sin añadidos ni extensiones aparentes. Una posibilidad sería la siguiente, aunque como no hay una pista clara de cómo el original se podría relacionar con una estructura de 4+4 compases, se trata más de una recomposición que de una reconstrucción:



A la postre, tal y como apunta mi admirado maestro Paul Scheepers (2003) aunque las reconstrucciones regulares a veces son útiles ya que nos pueden aportar en algunos casos información acerca de la estructura de un pasaje, estas no necesariamente describen el proceso compositivo: en muchos casos es poco probable que los compositores hayan partido de un boceto con frases cuadradas que posteriormente han sido deformadas (aunque en algún caso sabemos que sí que ha sido así). Además, hay que tener en cuenta que incluso en los fragmentos en los que la reconstrucción proporciona una estructura cuadrada musicalmente aceptable, esta priva a los originales de lo que les da su carácter propio y posiblemente también su interés, que es precisamente esa rotura de las expectativas de regularidad o cuadratura. Fauré y Messager lo sabían muy bien cuando ajustaron los motivos de El anillo del Nibelungo a frases de 4+4  compases para pitorrearse de Wagner en sus Souvenirs de Bayreuth.





Las variaciones de las proporciones de los agrupamientos de compases van más allá de romper la cuadratura manteniendo el tamaño de los agrupamientos. En realidad, pese a lo que podría parecer, es muy común varíar las longitudes de los agrupamientos.

Tomemos como ejemplo temas clásicos, normalmente estructurados en forma de período con un antecedente de 4 compases y un consecuente de 4 compases, o en forma de Sentence [Frase] con una presentación de cuatro compases y una continuación de 4 compases.[9] Pues bien, las segundas secciones, consecuente o continuación respectivamente, están con mucha frecuencia amplificadas. Esta amplificación ya fue descrita por teóricos del siglo XVIII como Riepel y Koch. Las técnicas que describieron se pueden resumir en tres grupos:

1.      La inserción de material entre segmentos de una frase.

2.     La repetición de alguna parte de una frase.

3.     La creación de un "apéndice" (Anhang) al final de una fórmula cadencial.

Un ejemplo del primer tipo, la inserción de material en el medio ya lo vimos en el K. 459 de Mozart. A continuación puedes escuchar otro ejemplo, también de Mozart, en el que la inserción de dos compases extra en el segundo grupo resulta en dos grupos asimétricos de 4 y 6  compases respectivamente.


 En los dos compases añadidos [cc. 8 y 9] además Mozart hace un truquillo, 
al hacer una hemiolia: los dos compases de 3/4 están métricamente organizados
 como tres compases de 2/4:   1  2  1  2  1  2

El fragmento podría ser reconstruido a 4+4 de la siguiente manera:


 


El siguiente ejemplo realiza una inserción y además una repetición (la segunda de las técnicas antes mencionadas) para modificar la simetría, de nuevo resultando en 4+6 compases.



En este caso la reconstrucción a 4+4 es evidente.



El siguiente fragmento del concierto en re menor de Mozart consta de 13 compases que se agrupan en una antecedente de 4 compases (con una larga anacrusa) y un consecuente de  ¡9! Por una parte Mozart alarga el consecuente insertando material en el medio de la semifrase (compases 7 y 8). Con esta inserción esperaríamos la cadencia en el c. 10 que cerrase el grupo de 4+2 compases. Sin embargo, en vez de realizar la esperada cadencia auténtica Mozart hace una cadencia rota que evita que se cierre la frase. A continuación Mozart vuelve a preparar la cadencia con la subdominante para finalmente completar la cadencia auténtica y cerrar el grupo de 9 compases. Esta extensión antes de que se produzca la cadencia conclusiva se denomina extensión interna.




Sin esas extensiones, efectivamente vemos una configuración estructural de 4+4.



Otro tipo de extensión interna se produce con la técnica “una vez más” (literalmente bautizada “one more time” technique  por Janet Schmalfeldt)[10], en la que se dispone la realización de una cadencia auténtica completa, anunciada por un acorde pre-dominante y la consiguiente dominante en estado fundamental. Sin embargo, en el momento de materializarse la esperada tónica final, esta no aparece, y en su lugar vuelve a repetirse la preparación cadencial (de manera literal o ligeramente variada) para aproximarse a la cadencia “una vez más”. Lo vemos más claramente en el siguiente ejemplo de Mozart. 

En este caso las proporciones están duplicadas, es decir el antecedente dura 8 compases en lugar de 4  (esos 8 eso sí, organizados en 4+4). En el compás 16 nos esperamos la tónica que completaría una cadencia auténtica perfecta (preparada por su pre-dominante [en este caso el habitual II6], su 6/4 cadencial y su V),  cerrando el consecuente y conformando una estructura general de 8+8. A pesar de que en el compás 16 se oye efectivamente un acorde de tónica, este no funciona como resolución de la dominante (fíjate como la sensible del compás anterior queda en el aire, sin resolver). Esa tónica en realidad retoma el material del c. 13 que conducía a la cadencia, y con pequeñas variaciones vuelve a dirigir la música a la cadencia en la que, esta vez sí, la tónica completa una cadencia auténtica, cerrando un consecuente de 11 compases. 



La tercera técnica de ampliación, la creación de un "apéndice" (Anhang) al final de una fórmula cadencial produce una extensión externa, es decir, que se produce después de la cadencia auténtica. Podemos ver un ejemplo en el tercer movimiento del cuarteto en Fa Mayor, op. 135 de Beethoven. Tras dos compases que sirven como introducción, se escucha un antecedente de 4 compases (2+2) seguido por un consecuente que consta de seis compases, organizados en 2+2+2, correspondiendo los cuatro primeros compases de ese grupo al consecuente “regular” (cerrado por una cadencia auténtica), pero que se ve ampliado por la repetición de la cadencia en los dos compases siguientes.



Las variantes de estos procedimientos son casi infinitas y se emplearon con mucha frecuencia.

Esto es solo una pequeña muestra de cómo a pesar de nuestra querencia por la sencillez y la regularidad los compositores se dieron cuenta de que esto podría llevar al aburrimiento (bueno, la mayoría de ellos)[11] y no se cortaron a la hora de manipular las proporciones y jugar con nuestras expectativas de agrupación de compases (aquí solo hablamos de las más sencillas, pero estas manipulaciones podían ser realmente sofisticadas).

Ya ves que a pesar de lo que pensaba Leibniz al final hay mucho que contar en la música, y si no que se lo pregunten a Einstein…

A Albert Einstein, el matemático más importante y autoridad en bombas atómicas, le gusta relajarse con un violín. Recientemente invitó a su casa al renombrado pianista Artur Schnabel para un fin de semana musical. Estaban repasando una sonata de Mozart bastante complicada, y Einstein tenía algunos problemas para tocar. Finalmente, tras varias explicaciones, Schnabel se irritó. Golpeó el teclado con las manos y gimió: "No, no, Albert. Por el amor de Dios, ¿no sabes contar? Uno, dos, tres, cuatro...[12]

 

 

Bibliografía

-      Arlin, M. I. (2000) “Metric Mutation and Modulation: The Nineteenth-Century Speculations of F.-J. Fétis” en Journal of Music Theory 44 (2): 261–322

-       Caplin, W. (2013) Analyzing classical form, OUP

-       Love, S. C., Historical Hypermetrical Hearing: Cycles and Schemas in the String-Quartet Minuet

-     Martens, P. & Benadon, F. (2017) “Musical Structure. Time and Rhythm” en The Routledge companion to music cognition, Routledge

-       Mirka, D. (2021) Hypermetric Manipulations in Haydn and Mozart, OUP

-       Rothstein, W. (1989) Phrase rhythm in tonal music, Schirmer Books

-       Scheepers, P. (2003) Basic Course Music Analysis 2003-2004, Koninklijk Conservatorium Den Haag

-     Schmalfeldt, J. (2019) “Phrase” en Rings, S., & Rehding, A. (eds.), The Oxford handbook of critical concepts in music theory, OUP

-       Taruskin, R. (2008) On Russian music, University of California Press

 




[2]  “El musicólogo Tilden A. Russell ha estudiado "casi 100 recueils [antologías] del siglo XVIII" de minuetos publicados para la interpretación amateur, concentrados en el periodo de 1760-1820 (Russell 1999, 399). Aunque aparecen estructuras de frases y planes formales inusuales, Russell concluye que "aproximadamente una de cada cuatro" antologías "contiene sólo minuetos en los que el número de compases de cada repetición es divisible por cuatro" (Russell 1999, 399)”. Love, Historical Hypermetrical Hearing: Cycles and Schemas in the String-Quartet Minuet 

[3] Citado en Arlin, “Metric Mutation and Modulation: The Nineteenth-Century Speculations of F.-J. Fétis”

[4] Sobre la preferencia por agrupamientos pares “Schenker identificó el ciclo binario del latido del corazón humano (sístole y diástole) como una de las razones de nuestra predisposición a favor de los patrones métricos binarios. Carl Schachter ha señalado en el mismo sentido la simetría bilateral del cuerpo humano (...). La estructura bilateral del cuerpo es especialmente relevante para la danza, y no es casualidad que la organización doble -en concreto, la hipermétrica doble- se impusiera en la música de danza mucho antes de que se adoptara de forma más general.” Rothstein, Phrase rhythm in tonal music, p. 34.

[5]   “La Kamárinskaya es una melodía de danza rápida, interpretada en interminables variaciones moto perpetuo por un violinista, un intérprete de balalaika o un concertino para acompañar la extenuante y competitiva danza masculina en cuclillas, a menudo llamada "Kazatsky" (especialmente en Occidente, donde se asocia románticamente con los cosacos; el nombre genérico ruso para una melodía instrumental de este tipo es naígrïsh). El rasgo distintivo de las melodías naígrïsh, como la Kamárinskaya, es su longitud de frase de tres compases”. Taruskin, R. On Russian music, p. 127.

[6] Este fraseo de tres en tres compases propio de la música folklórica rusa se vio reflejada de manera directa o indirecta en la música de muchos compositores. Directamente empleando melodías populares como en la Obertura sobre temas rusos de Balákirev, o de una manera más sutil, imitando el peculiar fraseo de tres en tres compases, como en el primer movimiento de la primera sinfonía de Chaikovski.

 


Una de las melodías populares empleadas por Balákirev en su Obertura es Во поле береза стояла (En el campo había un abedul), publicada por primera vez en 1790  (nº 6, p. 75).



Esta misma melodía fue también empleada por Chaikovski en el cuarto movimiento de su Sinfonía número 4. Chaikovski conocía la melodía de armonizarla para una edición de melodías populares infantiles compilada por Mariya Mamontova  (vol. 2, nº 9).

Curiosamente, en la sinfonía Chaikovski varió el fraseo original de tres en tres compases, añadiendo un compás extra en cada grupo, hasta formar frases de cuatro compases [NB: En la sinfonía Chaikovski escribe en compás de 4/4 en lugar de en 2/4 como en el original. En el ejemplo se cuentan compases de 2/4, con las divisiones extra marcadas por líneas discontinuas].



[7] Martens. P. & Benadon, F., “Musical Structure. Time and Rhythm” en The Routledge companion to music cognition, p. 116.

[8] Weber, Versuch einer geordneten Theorie der Tonsetzkunst p. 92-94.

Weber estaba describiendo lo que más tarde se conocerá como hipermétrica, que describe cómo los compases se agrupan en grupos de mayor orden denominados hipercompases, en los que cada compás funciona como un pulso. Un ejemplo paradigmático lo encontramos en la novena de Beethoven, en cuyo segundo movimiento indica explícitamente los agrupamientos de compás de tres en tres (ritmo di tre battute) y de cuatro en cuatros compases (ritmo di quattro battute).




[9] Los conceptos de presentación y continuación aplicados a la estructura Frase [Sentence] están tomados de Caplin (2013).

[10] Schmalfeldt, Janet (1992), Cadential processes: The evaded cadence and the “one more time” technique, en Journal of Musicological Research, 12:1-2, 1-52.

[11] Anton Bruckner siguió obsesionado con la cuadratura de las frases. En 1876, cuando se encontraba revisando su Misa en mi menor compuesta diez años antes, "se dio cuenta de que los siete compases (cc. 106-112) anteriores a las palabras de Cristo en el Gloria formaban un período irregular. Intentó corregirlo, pero no lo consiguió. Finalmente dejó el pasaje sin cambios, pero anotó con una N.B.: "Misterio (inesperadamente tras el 7º compás del período)".  Floros, C.,  Anton Bruckner: The Man and the Work, p. 49 

[12] Walter Winchell en su columna del 22 de noviembre de 1945, citado en Slonimsky, Nicholas. Slonimsky's Book of Musical Anecdotes, p. 224.

26 diciembre 2021

Quintas y octavas con Brahms & cia

En las clases de armonía siempre andamos muy preocupados por evitar las famosas 5as y 8as paralelas, que en general son ajenas al estilo de la “práctica común”.

 


Pero aunque suelen evitarse, algunas veces aparecen en las obras, y eso hace que nos preguntemos ¿Descuidos o hechas a propósito?, ¿justificables tal vez?


Igual que [a algunos frikis como el que suscribe️] nos intriga hoy en día esa cuestión le intrigaba en su momento a Johannes Brahms, quien durante más de 30 años recopiló y anotó ejemplos tomados del repertorio para estudio personal bajo el título “Octaven u[nd] Quinten u[nd] A[nderes]”. [Octavas y quintas y otros]




En los más de 120 ejemplos aparecen fragmentos de autores muy diversos, desde Praetorius hasta Bizet, pasando por Bach, Mozart, Beethoven y Schubert.

Beethoven: Sonata op. 106, I, c. 243

Puede resultar sorprendente pero para Brahms las 5as y 8as consecutivas no eran erróneas por definición. Al contrario, Brahms anotó una sucinta categorización del efecto de las 5as y 8as que incluía no solo la aceptación sino el elogio:


"1.Correcta, bien

2.Bella, expresiva, idiomática

Puramente idiomática, como en malas sucesiones que resultan de la consideración por la conveniencia para el intérprete (Beeth. Sonatas Op. 2 y 53)...

...En conexión con estas uno debería quizá considerar si el mismo efecto se puede lograr sin ellas (Schubert)

3.Ambas (de las anteriores) al mismo tiempo.

4.[Flüchtigkeit] Descuido

5.Mal, error

6.Cuestionable, necesita más consideración"

Lamentablemente no aplica esa clave numérica a los ejemplos. Ocasionalmente usa algunos símbolos (x, α, b y †) que parecen clasificar los ejemplos, aunque su uso no es del todo sistemático.

En algunos fragmentos añadió un breve comentario.


Beethoven: Sonata op. 2, nº 3, I, c. 47
“Mir sehr unangenehmen, wie in Op. 53” [Muy desagradable para mí, como en el Op. 53] (¡toma esa, Ludwig!)


Sin embargo estas 5as de Mozart le resultan hermosas [“NB Schöne 5”]


Mozart: Don GiovanniSexteto "Sola sola in buio loco", c. 61



En el siguiente fragmento Brahms se extraña de las 8as en Gabrieli y se pregunta si será un error [fehler?]. Efectivamente se trataba de una errata de la edición que había consultado.




La x suele señalar 5as paralelas que Brahms considera intencionadas, usadas en aras de la expresión del texto.

J. S. Bach: Cantata 91, nº 4, Recitativo, c. 9


La α (o a) parece señalar los casos a los que Brahms da su aprobación

Bizet: Carmen, Acto I, nº 8, Chanson et mélodrame, c. 11


Mientras que la † podría señalar movimientos censurables como el anterior de Beethoven. Aquí no se salva ni ̷D̷i̷o̷s̷ Bach

J. S. Bach: Fuga en sol menor, BWV 535, c. 49



La evaluación de las paralelas es un tema complejo. Brahms no aplica recetas ni fórmulas prestablecidas para juzgar los pasajes sino que los examina caso por caso y parece apoyarse más en el efecto auditivo que en la mera teoría para dar validez o no al uso de las paralelas.

Una indicación añadida a la reconstrucción de un pasaje problemático en Schubert parece confirmar esta idea: "Sin tener en cuenta el hecho de que estas sucesiones puedan ser explicadas o justificadas con facilidad, cabe preguntarse si se debilita el efecto".

Schubert: Schwanengesang, nº  6 "In der Ferne", c. 17



21 junio 2017

Los instrumentos son para el verano

Johannes nunca había estado fuera de la ciudad mucho tiempo, pero tomó el campo como si hubiese nacido en él. En Winsen durante este y el verano siguiente adquirió un gusto por los bosques y las colinas que nunca lo abandonaría. Aquí se presagiaba el ritmo estacional Brahmsiano, de hombre de ciudad en invierno y primavera, y de aire libre en verano y otoño. A partir de ese momento también, sus obras se concibieron en su mayor parte durante los paseos por los bosques y el campo.
[…]
Como en su carrera posterior, estos dos veranos [1847/1848] de Winsen fueron vacaciones activas. Traía consigo un teclado mudo para practicar y cada semana tomaba un vapor a Hamburgo para una lección con Eduard Marxsen. Tenía la costumbre de levantarse como el campesino a las cinco de la mañana para nadar en el río. Después del desayuno y la práctica del piano, Frau Giesemann lo mandaba a los campos con su teclado y su cuaderno, con órdenes de no volver hasta la cena.

 Swafford, Jan. Johannes Brahms. A Biography



Desconozco como sería el teclado mudo de Brahms,
aunque teniendo en cuenta que las crónicas decían que lo llevaba bajo el brazo
 debía ser algo parecido a esto (ca. 1925)
Fuente

Durante los siglos XIX  y XX diferentes versiones de este curioso accesorio formaron parte del equipaje de los virtuosos pianistas viajeros en sus giras de conciertos. 


El piano mudo de viaje de Liszt
Conservado en la casa Liszt de Weimar
Fuente








 

Un modelo algo más moderno
y elaborado
Fuente


Ya veis, queridos pianistas, no hay excusas para no practicar este verano, aun estando de viaje. Parece que a Brahms le cundió bastante el asunto...






Actualización 9/6/24: Este tipo de teclados mudos son buenos para hacer práctica mental, ya que te obligan a imaginarte el sonido, lo cual resulta ser una muy buena técnica de estudio, tal y como comentamos por aquí.

14 mayo 2015

Precursores II: La escala octatónica

En el año 1944 el compositor Olivier Messiaen publicó su tratado Technique de mon langage musical, en el que como su nombre indica desgranaba aspectos de su propio lenguaje compositivo. Messiaen dedicó un capítulo a lo que denominaba Modes à transposition limitée[1]. El segundo de esos modos descritos en Technique consta de una sucesión de ocho notas por octava, cuyo patrón interválico consiste en una alternancia de semitonos y tonos.

En la actualidad el modo 2 de Messiaen se conoce más comúnmente con el nombre de escala (o colección) octatónica, un término acuñado por Arthur Berger en 1963.


La escala octatónica en sus tres posibles transposiciones o colecciones.
(La ordenación I, II, III varía según los autores)



A partir de una premisa a priori tan sencilla se construye una escala con una sonoridad muy característica, que sin embargo resulta increíblemente camaleónica, con unas propiedades que dieron muchísimo juego a los más diversos compositores y los más variados estilos, desde Bartók hasta el  jazz (donde se conoce con el nombre de Diminished scale) pasando por la música para banda (James Barnes emplea esta escala casi exclusivamente en el primer y segundo movimientos de su tercera sinfonía).


Messiaen, comienzo del  preludio para piano La colombe
Fragmento basado en la coleción II
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Bartók, Mikrokosmos IV, Desde la isla de Bali, comienzo.
Fragmento basado en la colección III
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Aunque Messiaen empleó con frecuencia esta escala no fue él el primero en utilizarla, como él mismo reconoce en su tratado. Vamos a realizar un viaje hacia atrás en el tiempo para conocer quien se le adelantó. Comenzamos nuestro camino 30 años antes de la publicación de Technique, pero en la misma ciudad en la que Messiaen desarrollaría su actividad, París. Aquí nos encontramos a la magnífica Lili Boulanger (si no conoces su música te recomiendo que escuches esto) quien en 1913 había sido la primera mujer ganadora del prestigioso Prix de Rome, por su cantata Faust et Hélène. En su música podemos encontrar fragmentos octatónicos como este pasaje del Psaume CXXIX.



Boulanger, Pasume CXXIX, (reducción pianística)
A pesar de contener una nota no perteneciente a la colección I (fa, rodeada con un círculo)
este pasaje tiene una clara inspiración octatónica como atestigua el motivo en terceras de
la voz superior alternando tonos y semitonos.
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No es de extrañar que Boulanger emplease esta escala, pues la sonoridad octatónica estaba muy presente en dos compositores destacadísimos en la esfera parisina del momento: Ravel y Stravinsky. En ambos autores la escala octatónica aparece en incontables ocasiones y forma parte indisoluble de sus lenguajes musicales. Citaremos solo un puñado de ejemplos.

Pese al eclecticismo que presenta la obra de Stravinsky es sorprendente que se encuentren algunos elementos comunes a épocas tan estilísticamente diferentes como la etapa rusa o la neoclásica. Uno de esos elementos comunes es la escala octatónica que aparece en obras tan dispares como la Sinfonía de los Salmos (1930), el Octeto para vientos (1923),  o la Consagración de la Primavera (1913).


Stravinsky, Octeto,cominezo del  2 mov.
Melodía octatónica, colección I

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Stravinsky, La consagración de la primavera.
Fragmento basado completamente en la colección I

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El ejemplo de la Consagración es especialmente revelador. Fijémonos primero en la escala y sus propiedades de simetría. Si tomamos como modelo interválico el patrón semitono-tono vemos que este se repite tres veces en la escala, lo que permite dividirla en cuatro partes iguales que aparecen a distancia de tercera menor, y cuyas partes alternas se sitúan a distancia de tritono. La nota inicial de cada uno de esos segmentos de igual contenido interválico se denomina nodo. Así, en la colección I encontramos nodos en las notas Do, Mib, Fa# y La. 



Sobre cada uno de esos nodos, y empleando solo las notas propias de la colección se pueden construir varias armonías convencionales: tríadas mayores y menores, y acordes de séptima de dominante, séptima menor, séptima disminuida, séptima semidisminuida, séptima de dominante con la quinta rebajada e incluso novenas de dominante.

Acordes sobre los nodos dentro de la colección I
Este hecho posibilita la interacción de contextos armónicos
 octatónicos con contextos diatónicos


De este modo todo el pasaje de la Consagración se organiza en torno a acordes convencionales propios de la colección I: concretamente triadas mayores sobre los cuatro nodos de la colección do-mib-fa#-la en acordes compactos en flautas y oboes y desplegados en las cuerdas graves, séptimas de dominante sobre tres de ellos: mib en los clarinetes y trompas,  la en las trompetas y fa# en violines, así como una séptima disminuida sobre do# que precisamente agrupa las alturas no nodales de la escala.

El reconocimiento de la escala octatónica como elemento compositivo en la música de Stravinsky que propuso Berger en su revelador estudio de 1963 supuso la introducción una gran herramienta para entender muchos procedimientos que hasta ese momento habían resultado un tanto crípticos (Stravinski no era precisamente dado a revelar sus secretos...).

Entre los pasajes que ayuda a entender esta escala está el famoso acorde de Petrushka (1910-11)

Stravinsky, Petrushka, Tableau II
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Como vemos este acorde se encuadra perfectamente en un contexto octatónico, al ser el resultado de la conjunción de dos tríadas mayores a distancia de tritono, es decir sobre dos nodos alternos de la colección octatónica.

Curiosamente, retrocediendo casi una década nos encontramos una configuración sospechosamente parecida en Jeux d'eau de Ravel.


Ravel, Jeux d'eau, c. 72
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Aunque no aparece como acorde simultaneo, la sucesión de tríadas do mayor-fa# mayor aparece en la cadencia de esta obra del joven Ravel (1901), y no por casualidad. Ravel, quien mantenía una relación cordial con Stravinsky, también experimentó con bastante frecuencia con la escala octatónica a lo largo de su carrera en obras como la Sonatine (1903-5), Gaspard de la nuit (1908), o el cuarteto de cuerda (1902-3). En esta última obra la escala no solo se usa como una colección armónica sino que incluso aparece en explícitamente en forma de escala.


Ravel, Cuarteto, 1er. mov, cc. 110-122
Interacción de dos colecciones octatónicas con
la escala de tonos enteros.
Escala explícita en el cello.

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No solo  París se vio afectado por esta “moda” octatónica. En Rusia Scriabin explotó las posibilidades del octatonicismo dentro de su particular estilo armónico, especialmente en su sexta sonata para piano (1911), cuyas diversas secciones pueden ser encuadradas en centros armónicos referidos a las diferentes colecciones octatónicas.

Fuente: Wai-Ling, "Scriabin's octatonic sonata"


Aunque pueda parecer sorprendente también encontramos pasajes octatónicos en otros compositores estilísticamente tan diferentes como Sibelius.

Sibelius, Sinfonía, n. 2, 3er. mov, [letra de ensayo J]
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Este pasaje de su segunda sinfonía (1902) emplea exclusivamente la colección I, aunque probablemente Sibelius no estaba pensando en la escala octatónica cuando lo compuso. Si nos fijamos el fragmento se basa en un modelo melódico en corcheas en las cuerdas de un compás de duración, que se repite transportado una tercera menor más aguda cada vez y con entradas canónicas en cada voz. Como dijimos anteriormente la escala octatónica se forma a partir de un patrón que se repite en terceras menores. Al tener un modelo melódico que se encuadra dentro de este patrón, si lo repetimos a distancia de tercera menor (o de tritono) siempre nos mantendremos dentro de la misma colección (el modelo y las repeticiones comienzan en uno de los nodos de la colección), y además se originará una sonoridad muy característica, esta sonoridad octatónica. Podríamos decir que el contexto octatónico que se produce es un resultado de la técnica compositiva y no una condición “a priori”.
Aunque como veremos más adelante las relaciones de tercera menor son la "causa” más habitual de que se produzca un entorno armónico octatónico no es esta la única manera de producirlo. Tomemos el siguiente ejemplo.





En este pequeño fragmento del primer movimiento de la novena sinfonía de Mahler (1908-9), se crea un breve contexto octatónico de apenas dos compases y medio a partir de la segunda mitad del compás marcado como 14 de ensayo, aunque en este caso no se trata de una sucesión melódica sino armónica.

Como puedes ver más abajo en la reducción armónica en esos compases encontramos siete de las ocho notas de la colección octatónica III, como resultado de la agregación de las notas de un acorde de séptima dsiminuida (re#-fa#-la-do) y una tríada disminuida desplegada en el bajo (re-fa-lab). [N.B. Si en lugar de una tríada, el acorde del bajo fuera una cuatríada disminuida (si-re-fa-lab) tendríamos la colección completa] Podríamos preguntarnos ¿estaba Mahler pensando en la escala octatónica como concepto? Yo diría casi con toda seguridad que no, y sin embargo la sonoridad que se produce es increíblemente reconocible y característica.[2]

Reducción armónica y relación con la colección III


Seguimos nuestro camino y entramos ahora en el siglo XIX. En 1885 componía Brahms su cuarta y a la postre última sinfonía. El siguiente fragmento del final del primer movimiento es especialmente curioso por su sofisticado tratamiento.

Brahms, Sinfonía n. 4, 1er mov., cc. 379-391
Escala octatónica marcada en amarillo
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Por una parte tenemos un acorde de séptima disminuida (mi-do-la-fa#) desplegado: las sucesivas notas del acorde van entrando en canon, a distancia, como no, de tercera menor. Al estar adornada cada nota con un floreo inferior de semitono obtenemos en esas notas de adorno el acorde de séptima complementario (re-si-sol#-mi#) que completa la colección octatónica (De hecho en las sucesivas entradas se puede escuchar la colección en forma de escala, notas marcadas en amarillo). Finalmente entran los contrabajos con el re (perteneciente a la misma colección octatónica) que funciona ahora como fundamental, y que sumado al acorde disminuido produce un acorde de novena de dominante en sol menor que resuelve según lo esperado. A continuación Brahms efectúa un golpe magistral al repetir la misma sección canónica del acorde de séptima disminuida exactamente a la misma altura, haciendo un único cambio: ahora el bajo en vez de tocar un re toca un si, convirtiendo el acorde también en una novena de dominante pero ahora en una tonalidad diferente: mi menor (la tonalidad principal del movimiento).  De nuevo encontramos aquí la relación de tercera menor: el primer fragmento conducía hacia sol menor y el segundo hacia mi menor. Brahms aprovecha aquí de forma muy astuta las posibilidades de la colección octatónica en un contexto absolutamente regido por armonía tonal funcional.




Volvamos ahora a Rusia para encontrarnos a Chaikovski, quien escribía lo siguiente el segundo movimiento de su cuarta sinfonía (1877-8):


Chaikovski, Sinfonía n. 4, 2º mov. reducción cc. 114-121
El re bemol del compás 115 es la única nota no perteneciente a la colección I.
Aunque se trata de una progresión armónica ascendente Chaikovski
emplea diferentes inversiones en cada repetición del modelo
de manera que el bajo desciende en lugar de ascender con la progresión

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De nuevo, como ocurría en Sibelius el contexto octatónico es resultado de una progresión por terceras menores. Así tenemos una sucesión de tríadas perfectas (mayores las tres primeras y menor la última) en los nodos de la colección: Lab, Si, Re y fa. Además todas las notas melódicas excepto el re bemol del compás 115 pertenecen a la misma colección, ya que curiosamente Chaikovski modifica el modelo en las dos repeticiones, elvando un semitono la segunda semicorchea del grupo, de modo que encajan perfectamente en la colección octatónica.


Seguimos en Rusia y llegamos ahora a una de las figuras claves en la experimentación con esta escala, y uno de los precedentes mencionados por Messiaen en su tratado. Se trata de Rimski-Korsakov, quien influyó decisivamente en dos de los compositores mencionados más arriba, de manera directa en Stravinsky (fue alumno suyo) e indirecta (a través de sus composiciones que sirvieron como modelo) en Ravel.

La escala octatónica aparece como elemento compositivo en numerosas obras del compositor que van desde el temprano poema sinfónico Sadko, op. 5 (1867) hasta la tardía ópera homónima (1895-1896).



Rimski-Korsakov, Sadko, op. 5, reducción  cc. 63-73
La escala octatónica en terceras
Se puede entender como un adorno melódico sobre un acorde de
séptima disminuida (1ª y 2ª parte de cada compás)
o como acordes relacionados por terceras (3ª parte de cada compás)
con notas de paso.

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Rimski-Korsakov, Sadko (ópera), acto I, escena 2, cc. 51-55

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Si nos fijamos en este último ejemplo, la escala octatónica se escucha en el bajo, pero con una diferencia a como la habíamos concebido hasta ahora. Al comenzar con un tono entero el modelo interválico pasa de semitono-tono a tono-semitono. Rimski se percató de que melódicamente esta versión era más interesante por una razón muy simple: con esta ordenación interválica la escala octatónica se podía dividir en dos tetracordos menores (patrón interválico de las cuatro primeras notas de la escala menor), separados por un semitono. Al empezar con semitono, los tetracordos resultantes difícilmente podían asimilarse a una escala diatónica, pero con esta configuración Rimski podía emplear un tetracordo diatónicamente, y luego transportar esta música hacia el tetracordo complementario, a distancia de tritono que completaba la escala octatónica.

Versión melódica de la escala octatónica,
organizada como dos tetracordos menores
separados por un semitono.
Notas de la colección III.


De este modo la escala octatónica adopta dos formas, una melódica (tono-semitono) y otra armónica (semitono-tono). La ventaja armónica de esta última es que permite formar tríadas perfectas sobre los nodos, cosa que no ocurre en la melódica, ya que carece del intervalo de  quinta justa.



Rimski aprovechó estas cualidades para a través de los tetracordos menores evocar música folklórica rusa, una buena parte de la cual emplea el modo dórico que comienza con el mismo tetracordo menor, como en este ejemplo de la ópera Kashchei el inmortal (1901-1902).



Rimski-Korsakov, Kashchei el inmortal, Escena I, 38 de ensayo.
Escala octatónica, vesión melódica, colección.
Las voces cantan una melodía de carácter folklórico basada en un tetracordo menor
que se repite a continuación a distancia de tritono.
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En El príncipe Igor, Borodin había hecho algo semejante unos años antes. A bien seguro  Rimski conocía este ejemplo, pues se había encargado junto a Glazunov de completar y editar la ópera que Borodin había dejado inconclusa a su muerte en 1887.


Borodin, El príncipe Igor, Prólogo, 9 compases antes del 6 de ensayo
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En realidad se puede formar un tetracordo menor a partir de cada nodo de la versión melódica de la escala, de manera que podemos transportar el tetracordo original por terceras ascendentes, obteniendo dos notas comunes en tetracordos sucesivos.


Tetracordo menor sobre cada nodo de la colección octatónica

 Esto es lo que ocurre en este fragmento de Tristán e Isolda (1857-59) de Wagner:

Wagner, Tristán e Isolda, Acto I, Escena 5.
Colección octatónica formada por tetracordos menores sucesivos
debidos a una progresión melódica por terceras menores.
El modelo melódico es el motivo del honor de Tristán
(aunque también se conoce con otros nombres)
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Volviendo a  Rimski, su influencia en el entorno ruso fue muy importante dado su destacado papel como profesor, por lo que no es extraño que la escala octatónica sea recurrente en compositores como Liádov, Glazunov, N. Cherepnin, Maximilian Steinberg y el citado Stravinsky.

Rememorando la gestación del poema sinfónico Sadko el propio Rimski nos habla de esta escala

“¿Qué tendencias musicales guiaron mi imaginación cuando componía este cuadro sinfónico? La Introducción  —la imagen de un suave oleaje en el mar —contiene la base armónica y modulatoria del comienzo de “Ce qu'on entend sur la montagne” de Liszt (modulación por terceras menores descendentes). El comienzo del Allegro 3/4, que representa la caída de Sadko al mar y su hundimiento hacia las profundidades por el Rey Mar, es reminiscente del momento en el que Liudmila es raptada por Chermonor en el primer acto de Ruslan y Liudmila. Sin embargo, la escala de Glinka, descendiendo por tonos enteros, ha sido reemplazada por otra escala descendente de semitono, tono, semitono, tono —una escala que posteriormente jugó un importante papel en muchas de mis composiciones”.[3]

Este fragmento es relevante por dos motivos. Primero porque relaciona la escala de tonos enteros con la escala octatónica. Como habíamos visto la escala de tonos enteros podía originarse por progresiones armónicas a distancia de tercera mayor cuando se incluía una nota de paso en el medio, que dividía la tercera mayor en dos tonos. Cuando tenemos una progresión por terceras menores si incluimos una nota de paso entre cada acorde no quedará más remedio que dividir la tercera menor en un tono y un semitono.

Relación entre la escala de tonos enteros,
formada a partir de intervalos de 3ª mayor unidos
por notas de paso;
y la escala octatónica;
formada por el mismo procedimiento
pero a partir de intervalos de 3ª menor.

Además, como nos cuenta R. Taruskin, Rimski-Korsakov seguirá “una tradición iniciada en Ruslan y que continuaría vigente hasta Petrushka: diferenciar el mundo humano del mundo fantástico contrastando armonía cromática y armonía diatónica, siendo la cromática/fantástica la de relaciones de tercera (tonos enteros o octatónica) que se enfrenta contra las relaciones de quinta de la música humana”.[4] Un claro ejemplo lo encontramos en La noche en el monte Triglav, una obra orquestal extraída del tercer acto de la ópera Mlada. Esta obra, que claramente inspiró a Stravinski la danza infernal del Pájaro de fuego, incluye en la instrumentación flautas de pan que efectúan glissandos sobre la escala octatónica, cuya inclusión explica Rimski en el prefacio.

"En la escena fantástica de la aparición de Cleopatra..."

Rimski-Korsakov, La noche en el monte Triglav de "Mlada"
Glissandos octatónicos sobre una armonía de séptima disminuida
.
Fragmento citado por el propio Rimski en su tratado de orquestación
como ejemplo del uso de instrumentos en escena.

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En segundo lugar es interesante el texto de Rimski porque nos da una pista de sus fuentes, citando a Liszt. Lo que sin embargo no menciona es que la citada escala también aparece en el ejemplo de Liszt.


Liszt, Ce qu'on entend sur la montagne, 16 cc. antes de Y
Escala octatónica en el bajo.
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Y es que Liszt fue probablemente el pionero en la experimentación con divisiones simétricas de la octava, pues además de experimentar con esta división en terceras menores, había hecho lo propio con terceras mayores-escala de tonos en obras como la sinfonía Dante.



Divisiones simétricas de la octava:
a) Terceras mayores
b)Terceras menores

Además la colección octatónica también aparece en Liszt como resultado de otro de los procedimientos descritos más arriba, la concatenación de dos acordes de séptima disminuida.

Liszt, Totentanz, comienzo de la primera cadencia, c. 11
Colección II
(Falta el becuadro del si del primer acorde de la mano derecha. 
Con seguridad es una errata)
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Se pueden encontrar fragmentos octatónicos en más obras de Liszt como la Sinfonía Dante y la Sinfonía Fausto, entre otras. 

Estamos llegando al final de nuestro camino, y ahora nos encontramos con Chopin. Se podría esperar que en un compostitor tan proclive al cromatismo se encontrasen contextos octatónicos, y efectivamente así es.  Según Donald Street se puden encontrar numerosos ejemplos breves, fechados desde el temprano Rondo op. 1 (1825) hasta la Polonesa-fantasia op. 61 (1846). He aquí un ejemplo extraído del estudio op. 10, n. 9.

Chopin, Estudio op.10, n. 9, cc. 25-28
Escala octatónica en la mano derecha como
elaboración melódica de un acorde de séptima disminuida.

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Los pasajes más tempranos de leve y sin duda circunstancial coloración octatónica son aquellos que se producen cuando cada una de las notas de un simple acorde de séptima disminuida es adornada con un floreo a distancia de semitono, cosa que encontramos tanto en Beethoven como en Mozart.


a) Mozart, Sonata en Do M k. 309, 3er mov.
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b) Beethoven, Concierto para piano n. 4, 3er mov.
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Pero quizá el ejemplo más temprano de una escala octatónica explícita lo encontramos en esta fuga del checo Anton Reicha (pub. 1805), en la que de nuevo la ornamentación de un acorde de séptima disminuida (de hecho esa es la cabeza sujeto de la fuga), esta vez con apoyaturas cromáticas en cada nota del acorde da lugar a esta versátil configuración escalar, que ha dado y sigue dando lugar hoy en día a excepcionales creaciones musicales.

Reicha, 36 fugas op. 36, fuga n. 16, cc. 91-96




[1]    “Basado en nuestro presente sistema cromático, un sistema temperado de doce sonidos, estos modos están formados por varios grupos simétricos, siendo la última nota de cada grupo a su vez la primera del grrupo siguiente. Al cabo de un cierto número de transposiciones que varía en cada modo, ya no se pueden transportar más, ya que por ejemplo la cuarta tranposición tendría las mismas notas que la primera, la quinta las mismas que la segunda, etc. (Cuando digo “las mismas notas”, hablo enarmónicamente y siempre de acuerdo a nuestro sistema temperado, en el que do sostenido es igual a re bemol).” Messiaen, Technique, Capítulo XVI.
[2]    Este ejemplo, junto con los de Boulanger y Sibelius, lo he localizado de oído — no aparecen citados en la bibliografía que he consultado—  y me sorprende mucho la cantidad de fragmentos que reconozco de inmediato como octatónicos — estas sonoridades se usan mucho más de lo que imaginas en música posterior a la que se comenta en la entrada— , teniendo en cuenta que tengo bastante mal oído en general (como cualquiera de mis antiguos profesores de educación auditiva podría corroborar...).
[3]    Rimsky-Korsakov, My musical life. Citado por Taruskin en Stravinsky's angle, p. 93
[4]    Taruskin, Stravinsky's angle, p. 103

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Funtes consultadas:

Baur, S.," Ravel's "Russian" Period: Octatonicism in His Early Works, 1893-1908", Journal of the American Musicological Society, Vol. 52, No. 3 (Autumn, 1999), pp. 531-592
Berger, A., "Problems of Pitch Organization in Stravinsky", Perspectives of New Music, Vol. 2, No. 1. (Autumn - Winter, 1963), pp. 11-42.
Messiaen, O., Technique de mon langage musical, Leduc.
Street, D., "The Modes of Limited Transposition", The Musical Times, Vol. 117, No. 1604 (Oct., 1976), pp. 819-821+823
Taruskin, R., Chernomor to Kashchei: Harmonic Sorcery; Or, Stravinsky's "Angle", Journal of the American Musicological Society, Vol. 38, No. 1 (Spring, 1985), pp. 72-142
Cheong Wai-Ling, "Scriabin's octatonic sonata", Journal of the Royal Musical Association, Vol. 121, No. 2 (1996), pp. 206-228