Para algunos es Napoleón, para otros es una lucha filosófica, para mí es Allegro con brio
Arturo Toscanini, acerca del primer movimiento de la "Eroica"
La tercera sinfonía de Beethoven está considerada como una
obra revolucionaria. Presenta características que la distinguen de obras
coetáneas y significó un hito en el desarrollo de la escritura sinfónica.
De hecho reseñas escritas poco después de su estreno
muestran como los críticos quedaron impresionados por la escasez de frases
periódicas, quejándose a su vez de la exagerada duración de la obra,
probablemente las dos novedades más fáciles de percibir que la obra presenta.
El propio Beethoven era consciente de estas críticas, e incluso añadió una nota
en la edición original de las partes de la "Eroica" sugiriendo que debido
a su duración y dificultad la sinfonía debía ser situada en primer lugar en el
programa de un concierto.
¿Pero por qué es una obra revolucionaria? En ésta y sucesivas entradas
examinaremos algunos elementos concretos del primer movimiento, que nos ayuden
a reconocer en qué aspectos Beethoven va más allá del canon clasicista
establecido (reflejado en sus dos primeras sinfonías) y consigue abrir nuevos
caminos para la música, que influirán decisivamente en las sucesivas
generaciones de compositores.
El primer tema: una lucha...¿filosófica?
La sinfonía comienza con dos breves acordes en tutti, presentando
firmemente la tónica de la tonalidad, Mi bemol Mayor. Esta afirmación de la
tonalidad no es en absoluto superflua ya que el séptimo compás el centro tonal
será cuestionado por una nota alterada (do sostenido) en la melodía que tocan
los cellos y contrabajos. Según el musicólogo R. Taruskin ésta es posiblemente
la nota concreta más famosa de todo el repertorio sinfónico (!) ¿Por qué es tan
importante esta nota?
Como mencionamos antes la obra comienza con dos acordes de tónica y a
continuación empieza una melodía en la cuerda grave, utilizando solamente las
notas del acorde de tónica, como una especie de llamada de trompa o fanfarria,
reafirmando nuevamente la tonalidad. Sin embargo el do sostenido del compás 7, desvía el centro tonal por un
momento. Aunque dos compases después el centro tonal vuelve a ser Mi bemol
Mayor, la interferencia causada por la nota alterada evitará que la frase tenga
unas proporciones equilibradas, y por tanto que sea claramente percibida como
un tema. Poco después, en el compás 15 una cadencia cierra esta primera
exposición del primer tema, en el que sin embargo no podemos identificar
ninguna de las habituales estructuras del clasicismo (esto es, el periodo o la
frase[1]), puesto que carece de cualquier tipo de
repetición que sugiriese una sucesión de antecedente y consecuente.
Esta primera presentación del tema
se solapa con una segunda entrada del motivo de la fanfarria, que ahora se
desarrolla de forma secuencial, lo que compromete otra vez sus proporciones. Ahora la música se dirige hacia la dominante que aparece en el compás 23. De nuevo esta
segunda presentación del tema carece de una estructura semejante a los
habituales periodos o frases. Durante los 14 compases siguientes la armonía se mueve en torno a la dominante, con
acordes compactos en sforzando que rompen el ritmo ternario
original.
Después de esta extensa dominante aparece por tercera vez el tema de la fanfarria, por primera vez en un tutti orquestal, incluyendo las trompetas y los timbales que permanecían en silencio desde los dos acordes iniciales. De nuevo el tema es tratado secuencialmente -en este caso la progresión se basa en terceras descendentes : I-VI--IV-IIª [IIª=V/V]- evitando una vez más la proporción y claridad formal del tema, llevándonos esta vez hacia el comienzo del segundo tema, o mejor dicho, el grupo del segundo tema, porque como veremos el segundo tema consta de varios elementos.
Hasta el momento hemos encontardo tres presentaciones del primer tema, ninguna de las cuales presentaba una estructura clara y concreta, que es lo que esperaríamos del primer tema de una forma sonata clásica. En palabras de Taruskin esta exposición temática “no presenta un punto de partida estable, al contrario nos hace partícipes desde el comienzo en una especie de crecimiento dinámico turbulento: no un estado sino un proceso; no ser sino llegar a ser. El tema no es tanto presentado como es alcanzado o conseguido tras un duro esfuerzo”.[2]
Ese duro esfuerzo, esa lucha, no es sino una búsqueda de la propia identidad, del
equilibrio clásico y la forma por parte del primer tema, una búsqueda que se
prolongará durante mucho tiempo. De hecho tendremos que esperar casi hasta el
final del movimiento (compases 655-673) para escuchar una forma
estructuralmente completa del primer tema, consistente en una versión del tema
en la tónica, seguido por una versión del tema en la dominante, un breve
desarrollo y una cadencia, formando por lo tanto la estructura de una frase.
Estas versiones del tema en tónica y dominante son introducidas desde el comienzo de la sección cadencial (compás 631) y se repiten varias veces en un progresivo crescendo que recuerda a los típicos crescendos que poco tiempo después incluiría Rossini en muchas de sus oberturas operísticas. El contexto es obviamente diferente. En palabras de Taruskin “la exaltada presentación del tema inicial emplea una serie de recursos –creciendo en sonoridad sobre un ostinato, balanceándose regularmente entre polos armónicos- como el “Rossini crescendo” que pronto rematará las oberturas de las óperas cómicas más disparatadas que se han escrito, óperas que desde entonces escandalizarían a los refinados seguidores alemanes de Beethoven por su frivolidad italiana...En un contexto beethoveniano, lejos de ser un ligero divertimento, el gran crescendo progresivo proporciona una conclusión largamente esperada a un drama tonal de proporciones sin precedentes”. [3]
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En el momento de preparar el fragmento del primer tema en
su forma completa me di cuenta de que la segunda parte de la melodía (la
repetición, en la dominante, compases 659-663) se aprecia con dificultad en la
grabación (todos los ejemplos son de una grabación en vivo de la Koninklijk
Concertgebouworkest dirigida por Haitink). Esto es debido a que mientras que en
los cuatro primeros compases (655-658) la melodía tocada por flautas, oboes y
clarinetes es reforzada por las trompetas y las trompas en octavas, en los siguientes compases el viento metal
se mantiene fijos en la dominante (escrito sol, sonando si bemol) ya que al ser
escrito para trompas y trompetas
naturales no les es posible tocar la versión de dominante de la melodía.
El posterior desarrollo de los instrumentos de viento metal llevó a la introducción de válvulas y cilindros en trompetas y trompas, rompiendo la dependencia de la serie de armónicos y posibilitando la ejecución de todas las
notas y por lo tanto también de esta melodía al completo. De este modo durante algún tiempo
algunos intérpretes fueron tentados a corregir estas deficiencias
y añadir notas que no fueron escritas por el autor, dando lugar a nuevas
versiones, en las que efectivamente el balance se mantiene al hacer tocar al
metal la melodía en los compases 659 a 663, como podemos escuchar en la
siguiente versión del mismo pasaje interpretado por la London Symphony
Orchestra dirigida por Joseph Krips.
Aunque estas modificaciones responden a razones plenamente
justificables musicalmente, hoy en día se tiende más a respetar el texto
original al entender cada obra como un producto de su tiempo.
(Se podría pensar que el balance con instrumentos originales sería distinto
y quizá el pasage podría funcionar bien. Personalmente, después de escuchar un
par de versiones [John Eliot Gardiner
– Beethoven: Symphony No.3 in E flat, Op.55 -"Eroica" - 1. Allegro
con brio y Roger
Norrington – Symphony No. 3 in E flat Op. 55, 'Eroica': I. Allegro con brio] aún me quedo con la
duda pues en la grabación de Gardiner tampoco se aprecia especialmente bien,
mientras que en la de Norrington sí que se aprecia, pero da la sensación de que
es más el resultado de la toma sonora que otra cosa, pues las flautas se oyen
exageradamente predominantes.)
[1] Es necesario aclarar que el término frase se refiere a una
estructura concreta, siendo el equivalente al témino inglés sentence y
al alemán Satz. Esta estructura es descrita entre otros por Schoenberg
(Fundamentos de la composición musical) y Caplin (Classical form). Un ejemplo
paradigmático de frase lo encontramos en el primer tema da la sonata en fa menor, op. 2 n.1 de Beethoven (compases 1-8).
[2] Taruskin: The Oxford history of western music, vol. 2 (p.658-659)
[3] Ibid. p. 689-670
Bravo a un nuevo blog sobre analisis musical!! Conoces la película inglesa "Eroica"? Se puede encontrar n Youtube con subtítulos. Si no la conoces te encantara
ResponderEliminarNo la conocía. Gracias por el apunte Daniel.
ResponderEliminarQue bueno que encontré este espacio... seria interesante que los mas conocedores de Beethoven la complementaran con hechos, anécdotas y otros aspectos interesantes de su vida y obra.
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