17 septiembre 2012

La revolución de la sinfonía: La "Eroica" (III)


"Drama tonal"

Quizá uno de los aspectos más relevantes de la Eroica sea el tratamiento de los diferentes centros tonales. En un contexto en el que el círculo de quintas rige las relaciones tonales, Beethoven intenta ir más allá alcanzando relaciones tonales absolutamente inesperadas.
Después de una exposición en la que el primer tema ya cuestionaba el centro tonal podemos esperar un desarrollo que vaya más allá en esa exploración de posibilidades armónicas. Ciertamente esas expectativas se verán cumplidas, y probablemente superadas, por el genio de Beethoven.
Considerando que la tonalidad de partida del desarrollo es Si bemol Mayor, el punto más alejado tonalmente hablando es la tonalidad Mi, a distancia de tritono. La tonalidad de mi menor aparecerá aproximadamente 130 compases después, mediado el desarrollo. Veamos como Beethoven nos lleva hasta allí. Tras una breve vuelta a la tonalidad principal de Mi bemol, modula a la tonalidad relativa, do menor, manteniendose en esta tonalidad (aunque con ciertos giros hacia la tonalidad paralela, Do Mayor), con motivos basados en el segundo tema.



 En el compás 178 aparece el motivo del primer tema (dividido esta vez entre los cellos y los primeros violines). Este motivo se desarrolla aquí de forma secuencial, pasando por do sostenido menor y llegando finalmente a re menor. En este punto comienza una secuencia de quintas descendentes (sucesión de tonalidades re-sol-do-fa) cuyo objetivo final será La bemol Mayor (relativo de fa menor). De nuevo encontramos la relación de tritono entre re (al comienzo de la secuencia) y La bemol.



En el compás 220 comienza una sección basada en el segundo tema (2ª). Esta sección finaliza en el relativo menor, fa menor (232) que será el punto de partida para una nueva secuencia, esta vez de quintas ascendentes (las quintas ascendentes son propiciadas por el fugato -a partir del segundo 21 en el ejemplo-, en el que cada entrada se produce una quinta más alta que la anterior) que atravesará las tonalidades de do menor, sol menor, re menor, la menor y finalmente mi menor, el punto más alejado tonalmente de la tonalidad principal.



En toda esta sección desde el fugato  se produce un aumento de la tensión por medio de diferentes medios, entre los que destaca de nuevo el desplazamiento rítmico del ictus y la hemiolia, hasta llegar al clímax en el compás 276 (1’12’’ en el ejemplo), con ese disonante acorde de séptima mayor (el carácter disonante de este acorde está intensificado por la intrumentación, al asignar Beethoven el choque de semitono al registro agudo de las flautas), que armónicamente funciona como sexta napolitana (¡con séptima!) de mi menor. Es destacable que la séptima de este acorde (mi) solo resolverá de manera implícita, es decir en otro registro y tocada por otros instrumentos (re sostenido en los primeros violines en el compás 280).


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